EL EJE CAFETERO COLOMBIANO: RASGOS FÍSICOS AMBIENTALES

MARI MARI, KOM PU CE ABYA YALA MEW, buenos días, Gente del Continente Originario. 

Estamos saludando en MAPUZUGUN, idioma MAPUCE, el del Pueblo Originario que habita entre el Océano Pacífico y el Océano Atlántico y en castellano.

Estas Serie de 20 Notas las hacemos llegar a aquellas radio-emisoras, a aquellos medios audiovisuales y medios gráficos digitales e impresos, interesados en trasponer las fronteras político-administrativas de América Latina, que solamente existen en la imaginación de las personas.

Las mismas notas, pertenecientes a la Gira Continental 2023, se encontrarán escritas en el muro “Pacho Nazar” de la Red Social FB, en el ‘blog’ www.ongmanblas.blogspot.com y en el Canal “Pacho Nazar” de ‘Y tube’.

En este KIÑELELU GVXAM la primera Nota oral de esta Gira Continental 2023, relatamos lo siguiente:

Los rasgos físicos ambientales de las LADERAS ANDINAS CONSAGRADAS A UNA CULTURA ANCESTRAL: EL EJE CAFETERO COLOMBIANO.

Una producción agrícola por lo común se concibe sobre terrenos accesibles por maquinarias correspondientes. Casi inimaginable implantar sobre laderas montañosas que trepan verticalmente más de sesenta metros cada cien horizontales. Menos aun que sus cosechas, así logradas en ese ámbito aparentemente adverso, alcanzarían destinos remotos del planeta. Contra todo pronóstico de éxito, siete generaciones sucesivas anclaron sobre aquellas escarpas. Procesaron una producción “imposible”. Montaron una agro-industria. Exportaron y se perpetúan. La urbanización asociada adoptó una estética, que nadie puede confundir con otra cualquiera: una arquitectura identitaria de aquella historia cultural de conquista de las difíciles y desafiantes tierras.

El Hábitat Andino del Eje

Casi diariamente se desata un aguacero, como llaman a lluvias intensas y cortas. Es raro un día completo sin siquiera una llovizna. Pero no sólo aportan humedad las lluvias sino también las nubes que se montan al dorso de las cadenas montañosas como jinetes celestiales. E ingresan a las profundas quebradas de aquellos Andes como sopladas por un hálito invisible. Nubosidad parcial o total, hay todos los días. Por tanta abundancia del líquido vital, la vegetación natural es selvática: sobre los troncos de frondosos y gigantescos árboles (Foto 1: frondoso ejemplar nativo en la finca de José María González, fotógrafo de la visita) viven especies típicas de los excedentes hídricos anuales. Prolíficos líquenes no dejan corteza arbórea sin tapizar. Gruesas cañas bambú se estiran hacia el cenit como compitiendo en altura con edificios de más de cinco pisos, especialmente en cañadas, las que no faltan en ningún cerro. En todo rincón a cielo abierto, acompañan helechos variados. Para reforzar esta diversidad vegetal, enredaderas se torsionan sobre aquellos tallos leñosos.

Semejante cobertura verde de aquellas laderas, aportan cuantiosa cantidad de restos vegetales al suelo, que naturalmente se transforman lentamente en humus. Este componente resultante del ciclo biológico de la selva es sinónimo de fertilidad. Los cafetales se nutren de ella.

El nivel del mar, que se toma como base de cualquier altitud de terreno, está lejano. Dista en el Eje Cafetero un promedio de 1.800 metros.

Continuaremos difundiendo Notas sobre esta Región Cultural, en próximas Notas, abordando tanto la producción cafetera convencional como su alternativa sustentable.

Hasta nuestra próxima comunicación, Público de ABYA YALA,  América Latina.

Pacho Nazar (Foto 2, bajo uno de aquellos ejemplares. Abajo y a la izquierda de la imagen, se observa tierra deforestada por una producción convencional de café. Foto de ídem), Filandia, Departamento Quindío, Colombia, 11 de enero de 2023.

Foto 1
Foto 1
             
Foto 2


                      



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